viernes, 30 de diciembre de 2011

Maratón III-Donostia 2011 (I)

El Previo

El pasado 27 de noviembre corría para mi tercera maratón. Mi tercera maratón de San Sebastián consecutiva. El plan inicial, allá por Agosto, cuando empecé la preparación de 17 semanas, era mejorar el tiempo que conseguí en la segunda (3:29:16). Ya puestos - me dije- si del primer año al segundo bajé media hora, este año podré bajar 15 minutillos más... Lógico ¿no? Así que a bajar de 3:15. Otra vez, dado el buen resultado que me dio el año pasado, siguiendo un plan de Runners: 4 días a la semana de entrenamiento, siendo el domingo la tirada larga.
Cartel de la 34 Maratón de San Sebastián.

Me las prometía felices cuando empecé los entrenamientos bajo los calores del verano. Aunque ya desde el principio me costaba llegar a los ritmos que me marcaban los domingos progresivos, vamos, que no llegaba ni de lejos. Me decía a mí mismo: “esto es por el calor que hace aquí” (unos pocos días que pasamos en Oropesa, Castellón), “es que son los primeros entrenamientos, ya mejoraré poco a poco”… Pero la verdad es que en ningún momento he llegado a los ritmos más exigentes del programa. Así que, muy a mi pesar, ya me iba haciendo a la idea de no iba a conseguir lo que prometía el plan.

domingo, 13 de noviembre de 2011

On the road again

Empecé a escribir esta entrada a una semana de la Behobia-San Sebastián. El título, que tomé prestado de una canción country del legendario Willie Nelson,  me venía que ni pintado. Un año más, volvemos al camino, a correr la Behobia. Y dos semanas después, la maratón de Donostia.

Este año, además, se cumple el centenario del Club Deportivo Fortuna, organizador de la carrera. Por eso, entre otras cosas, la ONCE dedica el cupón de ése domingo, 13 de Noviembre de 2011, a la B/SS. Me ha encantado el lema "Si no la conoces, no te la imaginas". Y lo mismo digo del video promocional que coloco al final, y su mensaje: Helburu bakarra: amore ez ematea. El único propósito: no rendirse.
B/SS. Si no la conoces, no te la imaginas.
Es verdad, todos los que vienen a correrla por primera vez quedan encantados de la carrera y, sobre todo, del público que la apoya. Ya como espectador te das cuenta de que la Behobia es grande. Sólo tienes que esperar en el borde  para ver pasar las casi 20.000 personas -valientes, habría que decir- que han corrido sus 20Km este año. Pero si la corres, es aún mejor. Disfrutas de todo el recorrido (o lo sufres, pero para el caso es lo mismo), y ves a las 60.000 personas que te animan a cada metro. Y ya estás enganchado.

Pero este año va ser diferente. Unos días antes, una mala noticia nos sacudió por dentro. Un accidente, en la carretera también, se llevó a un amigo. Un camión sin control, tan grande como el suyo, se lo llevó por delante. Unos pocos segundos y todo se acaba. Sin tiempo para reaccionar. Sin remedio.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Orio: del cielo de la ACT al infierno de la ARC

Ya es un hecho. Tras una temporada nefasta, siempre luchando por no acabar los últimos de la Liga ACT -la primera división del remo- y con ello descender directamente, no ha podido ser. La reacción se ha producido, pero demasiado tarde. La regata en Castro, última de la liga, supuso una dramática lucha  con su máximo rival -los cántabros de Camargo- al que tras perseguir toda la regata, batió en un final agónico, por 62 centésimas (la crónica de Gaizka Lasa: "Demasiado tarde, demasiado cruel" al día siguiente refleja mejor de lo que pueda yo escribir lo que pudo sentir cualquier oriotarra ese día; lo que sentí yo).

Desde luego, nadie puede negar que el esfuerzo de los remeros fué generoso, el desgaste brutal, el sacrificio máximo. Pero esa pequeña diferencia final sólo sirvió para alimentar una esperanza vana. Ninguna otra embarcación se metió entre ambos tiempos, lo que les habría salvado de la última posición. El problema no fué la última regata, sino los puntos perdidos en las regatas de semanas anteriores.

Los remeros de la 'San Nikolas' oriotarra, durante la prueba en Castro Urdiales

Algunos -como el presidente de Kaiku- lo han comparado con que el Real Madrid baje a segunda. Mala comparación, señor Monje. No tenemos tanto dinero. Si lo tuvieramos, no estaríamos así: ahora mismo debe haber casi una tripulación entera de oriotarras remando -o siendo entrenadores- en diferentes clubs de remo del Cantábrico, precisamente por el dinero que les ofrecen. Me extraña que, siendo usted vizcaíno, no lo haya comparado con que baje el Athletic, pero tampoco sería exacto: ellos convencen a los jugadores con otro tipo de razones -las misma que las del Madrid, en definitiva-. Orio sería como el Madrid en cuanto a palmarés e historia, pero como la Real en cuanto a su idiosincrasia de cantera, amigo.

jueves, 30 de junio de 2011

Oye, y tú en el trabajo...¿que haces?

Esta es la temible pregunta que inevitablemente llega en las reuniones de familiares, conocidos, amigos -la cuadrilla de siempre, que dicho sea de paso cada vez nos juntamos con menos frecuencia y con menos integrantes (aunque eso, bien mirado, no es de extrañar. Ya entrados en los cuarenta, con hijos, viviendo unos aquí y otros allá, cada uno a sus historias y sus trabajos…aquellas cenas de unas treinta personas en las fiestas de San Pedro, todas con la horrible blusa de la cuadrilla, creo que pasaron definitivamente a la historia. Por cierto, ayer 29 de Junio fue San Pedro, otra vez. Orio en fiestas).

La cosa empeora cuando te preguntan dónde trabajas. “En un centro de investigación, de I+D” contesto. “O sea, que eres investigador… ¿y qué inventas?”. “Pues la verdad es que poca cosa. Eso los americanos, que tienen más dinero y son más listos” digo mientras tomo otro trago de cerveza a ver si cambiamos de tema. (Antes era aún peor: "En Robotiker" decía "¿Y que hacéis, robots?"...¡arg!)
Claro, porque si uno es maestro, pues no hay problema. Y si es camionero, tampoco. O profesor de universidad, o pescador, o empresario, o montador de muebles, o trabajador de una fábrica, como algunos de la cuadrilla. Explicas lo que haces en pocas palabras, y se acabó.

jueves, 14 de abril de 2011

Innovaciones de izquierdas y de derechas

No, esto no va de política. Lo siento. Tiene más que ver con la innovación. Es más o menos la traducción de un post que escribí para SinnoBoK sobre cómo las ideas se generan en nuestro cerebro: Eureka! or how ideas are generated.


Hoy he asistido, dentro del primer Inspiring Day de Tecnalia (hoy dedicado a los de casa, mañana a los clientes), a una conferencia de Alfons Cornellá, de infonomía. Interesante, como todas las suyas, llena de ejemplos de innovaciones de todo tipo en productos, servicios, modelos de negocio...en todo el mundo. Al final, como una de las conclusiones decía que teníamos que utilizar los dos hemisferios de nuestro cerebro para innovar. El análisis y la racionalidad del izquierdo junto con la intuición y creatividad del derecho. Y esto me ha recordado que tenía pendiente de traducir el post antes mencionado, que pone en cuestión precisamente ésta visión de nuestro órgano más importante (¿o  no era éste?). Así que ahí va:

martes, 1 de marzo de 2011

Miedo escénico

Estás a punto de hacer una presentación importante . La gente va entrando en la sala. Tu jefe se sienta enfrente. Los clientes importantes están en segunda fila. El presentador anuncia tu nombre y caminas hacia la tarima. Según te acercas, sientes cómo el corazón te late desenfrenadamente. Un nudo en el estómago, las manos te tiemblan al coger las hojas. La boca seca, empiezas a hablar y te tiembla la voz, te falta el aliento a la vez que te pones rojo. Bienvenido al club.

No es que sea autobiográfico, pero casi. Lo he copiado de un artículo de la Harvard Business School Press: Coping with Stage Fright, de John Daly e Isa Engleberg. La buena noticia es que les pasa a casi todos. Es una reacción natural, normal e incluso beneficiosa. Se trata de la misma reacción (fight or flight) que sentían nuestros ancestros ante una situación de peligro, de vida o muerte: luchar o correr. Ante una situación de estrés, el sistema nervioso simpático nos llena de adrenalina.

lunes, 28 de febrero de 2011

Sugerencias sobre cómo escribir un blog

Me topé con una entrada en Pasión por Innovar, de Aitor Bediaga, que hablaba sobre la utilidad de los blogs en el ámbito de la investigación. Se defiende la utilidad de los blogs, tanto para los investigadores como para los centros de investigación, a pesar de las posibles reticencias: beneficios no claros para el esfuerzo necesario, instrumento poco oficial en el ámbito científico...Podeis consultar su presentación en Slideshare.

Es un tema que me resulta interesante porque, al fin y al cabo, uno es investigador y esto es un blog...pero no quiere ser un blog científico. Lo que me parece más interesante es el final, donde se dan unos consejos sobre cómo escribir blogs. Coincido en general, pero no es la primera vez que me encuentro con la recomendación de "escribir textos breves", que no comparto (bueno, cualquiera que haya leído este blog ya se habrá dado cuenta, je). Sin ir más lejos, mi anterior entrada tenía 1.855 palabras, cuando se habla de un intervalo entre 200 y 500.

lunes, 31 de enero de 2011

Maratón II-Donostia 2010 (II)


Tras darle algunas vueltas al tema, hay algunas conclusiones que puedo extraer de esta mi segunda maratón. Así que allá van.

Epílogo: datos, reflexiones y digresiones
La primera es que el plan de preparación que he seguido este año, sin los largos entrenos de hasta tres horas, es efectivo. Los resultados me lo han demostrado. Ojo, esto no quiere decir que sea más fácil de seguir que el del año pasado, como ya he mencionado en la entrada anterior. Ciertamente es más intenso, más sufrido. Pero al mismo tiempo es más variado, y hasta diría que también más divertido.

La segunda es que las sensaciones engañan. O quizás sea la memoria. Comparando mentalmente las carreras del año pasado y de ésta, yo pensaba –sería más correcto decir que yo sentía- que este año había sufrido más. Que al haber tenido molestias musculares más pronto que el año pasado, me había costado más mantener el ritmo, que había terminado más agotado. Pero resulta que tengo cierta tendencia a guardar los datos y la mejor forma de verlos es mediante gráficas, que siempre me han interesado. Así pues, me he puesto a representar gráficamente el ritmo de ambas carreras, y también el pulso durante las mismas (la de ritmo hay que tomarla con cautela, porque mi pulsímetro no tiene GPS, y hay que ir marcando a mano los pasos por cada Km; y eso suponiendo que estén bien colocados en el recorrido…).

viernes, 21 de enero de 2011

Maraton II-Donostia 2010

Bueno, mi segunda maratón se merece una entrada. Y de hecho la llevo escribiendo a ratos desde hace bastante. Pero entre que siempre encuentro algo que añadir, y que siempre encuentro otras cosas que hacer, pues no la acabo de terminar (entre ellas varias películas que han puesto en televisión y a las que no he podido resistirme, como Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima, El apartamento…) Así que voy a dividirla en dos partes, y aquí va la primera.



El previo: incertidumbre
La disputada en San Sebastian el 28 de Noviembre ha sido mi segunda maratón. Llegaba dos semanas después de la Behobia, de la que hablé en la entrada anterior. La verdad es que no las tenía todas conmigo. Dos semanas es un tiempo algo corto para recuperarse, si se disputan en serio los 20 Km, como yo hice. Lo ideal habría sido hacerlo tres semanas antes, que era precisamente cuando mi tabla de entrenamientos colocaba una media maratón. Además, los resultados no fueron los esperados (1h:32 máximo, decía el plan; 1h:36, dijo mi cuerpo). No sabré si fue porque salí demasiado rápido y eso me pasó factura; porque hizo mal tiempo, sin dejar de llover en todo momento; porque tenía aún encima los restos del catarro que se me ha vuelto habitual por estas fechas; o porque, simplemente, estaba cansado por estar cerca del máximo de entrenamiento de mi plan. Para colmo, el test de 2x6000 cuyos resultados el año pasado me dieron confianza en mis posibilidades, este año tampoco me fueron del todo bien.

También contribuía a la incertidumbre el cambio de plan del año pasado a éste. Aquél fue un plan para acabar la maratón, que ya me parecía bastante. Se trataba de correr cada semana un poco más de distancia, sin fijarse en el reloj. Llegando a un máximo de 30 Km en los entrenos largos de los domingos, tres semanas antes de la carrera. Este año, en cambio, como veterano que era, mi objetivo era mejorar la marca - las casi cuatro horas del año pasado- y dejarla en 3h:30m. Así que busqué un plan para ello en la revista Runners, y me puse al tema. Éste también se basaba en entrenar cuatro días por semana -con más me resultaría difícil de seguir; quiero decir, aún más difícil- pero bastante distintos. Aunque también se va aumentando el kilometraje poco a poco, y los domingos son los entrenamientos más largos, hay un día de series (o dos) y los domingos se corren los progresivos. Cierto que no se llega a las distancias del año pasado, pero no sabría decir si sufría más entonces, cuando me llegué a tirar tres horas corriendo –desde Algorta a Bilbao, por toda la ría; y vuelta- o este año, durante las series asfixiantes, cada semana un poco más rápido, forzando al cuerpo a superar sus límites, o en las escasas dos horas de entrenamientos largos progresivos, siempre in crescendo, lo que provoca unos kilómetros finales que resultan angustiosos. Hay defensores de las distancias largas, con la teoría de que hay que enseñar al cuerpo sometiéndole a condiciones similares a las de un maratón. Y detractores, que dicen que más de dos horas de entrenamiento es inútil, que ningún profesional las hace ya (claro, pero  un profesional en dos horas corre casi los 30 Km que eran para mí interminables, digo yo).  Bueno, este año podré comprobar en carne propia cual de las dos partes tiene razón.

Así que llegaba a la cita un poco preocupado, ¿Habré entrenado suficiente? ¿Me habré pasado con El Plan? ¿Podré mantener el ritmo por debajo de esos 5 minutos/Km durante las tres horas y media? ¿O se me hará demasiado larga la carrera, y acabaré llegando destrozado y sin fuerzas, maldiciendo El Plan, los progresivos, los cuatro meses de entrenamiento, las playeras de 100 € y el día en que se me ocurrió inscribirme otra vez en la maratón? Tenía clara una cosa, que destrozado iba a llegar en cualquier caso y que, si lo hacía por debajo de las 3h:30, iba a ser por poco.

Foto de la organización, recogida del blog Cansamontañas.

Pues allí nos plantamos el día de autos, mi hermano Zigor -que iba a ‘acompañarme’ piadosamente por segundo año, en la que sería su novena maratón- y yo. Aunque intentamos llegar con tiempo, una hora antes de la salida, ya para entonces no quedaban taquillas libres en el velódromo de Anoeta. Otra vez me sorprendió la cantidad de gente que corre maratones. Aunque es verdad que a esta carrera viene a correr gente desde muchas partes de España. Nos cambiamos en los bajos del estadio de Anoeta, en cuyas pistas de atletismo -que tantas veces maldecimos los aficionados de la Real los días de partido- está la meta. Esta mañana amaneció por fin con el suelo seco, cosa rara en este otoño tan lluvioso. Dudamos de si llevar el chubasquero o no. Pasarte tres horas mojado con este frío –hará unos 5 grados- no es muy agradable, pero tampoco llevar un chubasquero a la cintura sin ser necesario. Un último vistazo al cielo antes de elegir la ropa que ponernos. Hay alguna nube, pero esperamos que no llueva demasiado. Decidimos abrigarnos bien para el frío, y confiar en que no llueva. Y acertamos. Apenas nos llovió durante la carrera. A punto estuvimos de llegar tarde a la salida, por la aglomeración que se produjo al dejar las bolsas en consigna (todo el mundo lo hizo a última hora, para no enfriarse esperando; poco sitio para moverse, voluntarios escasos y un sistema de rotulador-etiqueta para marcar las bolsas no muy adecuado). Algo a mejorar para el año que viene. Por fin salimos y nos colocamos delante de la liebre de las 3h:30 y, al poco, se da la salida.