miércoles, 13 de mayo de 2009

Chica de ayer


Un día cualquiera no sabes qué hora es,
te acuestas a mi lado sin saber por qué,
las calles mojadas te han visto crecer,
y tú en tu corazón estás llorando otra vez.

Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer
jugando con las flores, en mi jardín.
Demasiado tarde para comprender,
chica vete a tu casa no podemos jugar.

La luz de la ventana entra en la habitación,
tus cabellos dorados parecen el sol.
Luego por la noche al Penta a escuchar,
canciones que consigan que te pueda amar.

Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer
jugando con las flores, en mi jardín.
Demasiado tarde para comprender,
mi cabeza da vueltas persiguiéndote.


Hoy ha muerto Antonio Vega, autor de Chica de ayer, publicada con Nacha Pop, allá por 1980 (cuando yo tenía 16 años)
Veo entre los homenajes que no soy el único que ha debido llorar con esta canción, que será parte de mi vida para siempre.
Gracias, Antonio. Descanse en paz.


Antonio Vega - [JERÓNIMO ÁLVAREZ]

viernes, 8 de mayo de 2009

La final más larga del mundo
(o estos bilbaínos están locos)

Todo el mundo anda revolucionado estos últimos días por aquí. Aquí debe ser como 50 Km alrededor de Bilbao, más o menos. Últimos significa unos 2 meses (exactamente desde que ganaron la semifinal contra el Sevilla, el 4 de Marzo).

El título es un homenaje a un cuento que una vez leí: "El penal más largo del mundo", sobre un penalty que, debido a una tangana que se formó al pitarlo el árbitro, tardó una semana en tirarse. Lo escribió Osvaldo Soriano, que no podía ser sino argentino (luego se hizo una película en España con el mismo título).

Casi todo el que conozco va a Valencia. Da lo mismo si tienen entradas o no. Incluso si no les gusta el fútbol. Da lo mismo si hay que ir en autobús, o hacer 8 horas en coche y volver para trabajar el día siguiente. Los más cómodos van en avión y han pedido un día de permiso, por si cae la breva y hay resaca...No sé si es cuestión de afición, de sentimiento, de no ser menos que el vecino que tiene reservado el hotel o qué. Seguramente será una mezcla de todo ello. Otro cascarrabias -gran título para un blog, lo estaba yo barajando para ésto cuando me lo encontré ocupado- habla de una "necesidad de sentirse de nuevo importantes", que no niego que tenga que ver -sobre todo para algunos- pero yo creo que es algo más visceral, atávico, pasional, como una fiebre que les arrastra sin poder evitarlo. En lo que sí estoy de acuerdo es en que "disponer de una entrada para la final se ha convertido en un objetivo vital para muchos aficionados". Bueno, ya sabemos que el fútbol es sólo un deporte, pero al menos tienen un objetivo.

Pero la cuestión es que algo tienen que les hace hace hervir la sangre -¿o será el cerebro?- cuando se trata del Athletic. Me contaban esta mañana que cuando el equipo jugaba la fina de copa un año sí y otro también (de eso debe hacer muchos años, porque la última la jugaron hace 24) la gente vendía hasta el colchón para ir a ver la final a Madrid.

Todo empezó, como he dicho, al día siguiente de la semifinal contra el Sevilla en la que, todo hay que decirlo, les pasaron por encima como una apisonadora. Bueno, en realidad, como buenos bilbaínos, ya antes algunos empezaron a comprar vuelos a Valencia, reservar hoteles y demás. A los pocos días no había plazas libres en Valencia ni alrededores, ni mesa libre para cenar en la capital del Turia la noche antes, ni siquiera la de después del día D, el 13 de Mayo.

Luego vino el tema del sorteo de las entradas para la final entre los socios del club. Eso dio que hablar desde una semana antes (que si la estrategia de presentar los carnés de la cuadrilla no juntos, sino equi-espaciados para tener más opciones, que si me han dejado no sé que carnet, que si hay bolas separadas para cada cifra...) hasta una semana después. Fue un sorteo con polémica, una chapuza al no ser equitativo por lo mal planteado que estaba. Quien más quien menos, hizo un Máster en estadística aquellos días al escuchar las explicaciones de amigos y periodistas.

Han preparado en Valencia una carpa gigante ("Una bilbainada en Valencia", titula el poco sospechoso El Correo) para que los aficionados se sientan como en casa, con no sé cuantas actuaciones de grupos varios. Debe ser de grande como un terreno de juego, con las bandas ocupadas por sendas barras ("doscientos metros de barra" anunciaban en una emisora de radio, que somos de Bilbao) pero en lugar de de botellines de agua para los jugadores hay surtidores de cerveza por doquier para los aficionados.

Los edificios públicos lucen banderas rojiblancas (aquí en Algorta, en el polideportivo de Fadura han aprovechado el balcón para colocar una de tamaño considerable de parte a parte, y los mástiles que llevaban años vacíos lucen 4 banderas del Athletic allá arriba, rodeando la ikurriña que no recuerdo si estaba antes o no). En las casas también se afanan por contagiar su entusiasmo colgando banderas en las ventanas y balcones. Aunque, a decir verdad, no me parecen tantas como en su día se vieron en los pueblos de Guipúzcoa hace pocos años cuando la Real estaba a dos victorias del título de liga (que, por desgracia, se llevó el Madrid ¡Quién nos ha visto y quién nos ve!) Y eso me confunde, porque creo que aquí la afición es más entusiasta, más expresiva que allí. Igual es un reflejo de la diferencia entre el carácter guipuzcoano y el vizcaíno, quién sabe. Unos lo llevamos más por dentro y otros más por fuera.

La gabarra "Athletic" ha sido rescatada -no sé si de algún desguace- y puesta a punto por si acaso, apareciendo en todos los telediarios locales. 20.000 personas asistieron al último entrenamiento de los leones en su casa -el estadio de San Mamés- antes del viaje, el domingo anterior a la final. Como una despedida a los gladiadores que marchan a la batalla.

Nos llevan bombardeando desde hace un mes con la historia de la última final, entrevistas a los protagonistas, programas especiales, ediciones extra para coleccionistas por parte de la prensa, DVDs con la imágenes de las últimas finales, y qué se yo que más. Menos mal que sólo faltan dos días. Hasta en el súper del barrio me han regalado vales-descuento rojiblancos (6€ si ganan, 3€ si pierden, hay que ver como me coaccionan)

La verdad, no sé quien va a trabajar ese día en Vizcaya. Y al siguiente, menos. Si ganan, porque han ganado. Si p... bueno, me han prohibido ni siquiera pensar en esa palabra. Mientras escribo discuten en la radio sobre si los primeros 15 minutos serán decisivos, que si el Athletic sale sólo a defender lo va pasar mal, que no es el Chelsea; que si el miedo escénico puede afectar más a unos que a otros; que si las bajas del Barça; que si el Athletic lleva pensando semanas en el partido (y los demás también, muy a nuestro pesar); que si el favorito no es tan favorito porque es el favorito...creo que me voy a la cama.

Mi amiga Jenny, escocesa de Algorta de toda la vida, que da clases de inglés e inventa palabras en español no reproducibles aquí en sus ratos libres, y forofa como pocas -no se pierde un partido en San Mamés, que alguien me lo explique- verá el partido con su hijo Jon en la Plaza de la Estación, donde el ayuntamiento de Getxo va a instalar una pantalla gigante y se van a asar 24-corderos-24, para amenizar la espera. Es que eso de poner el partido a las 10 de la noche, y además entre semana, tiene delito.

Yo lo veré seguramente en casa, con una camiseta rojiblanca a un lado (mi hija ha sucumbido finalmente a la presión del entorno) y otra virtual del Barça al otro (no sé de donde le salió a mi hijo esta querencia, igual es sólo por ir a contracorriente, aunque creo que Ronaldinho en sus buenos tiempos tuvo algo que ver). Yo en medio, con el pijama puesto y una cerveza tostada en la mano.

Previo a la final de 2009 en la pantalla gigante, Algorta.
Véase la personalidad del chaval, con sólo 5 años  y la camiseta de la REAL, ante las miradas atónitas de la multitud rojiblanca.

Los que me conocen saben de mi poca afinidad con lo rojiblanco, así que, para no herir susceptibilidades, me voy a reservar el pronóstico.

No obstante, que gane el mejor.

Otras referencias:
La hora de la hazaña. Jon Agiriano, El Correo
Lo que nos Une. Patxo Unzueta, El País
Auto de fe rojiblanco. E. Rodrigálvarez, El País.